El paradigma y el poder (II)
La
investigación cuantitativa en Ciencias Sociales (entre está incluida la
educación), busca explicar la realidad de manera objetiva a través de modelos
que identifiquen las variables que interviene en el objeto de estudio, aislando
la que tiene mayor influencia y analizando las causas y consecuencias de ese
comportamiento con el fin de predecir lo que ha de ocurrir con ella bajo
ciertas condiciones, en una manera de afrontar el objeto de estudio y el
problema planteado. Sobre éste hecho existe cuestionamiento que es
discutible.
Donde
si es inobjetable su uso es en las Ciencias Básicas en las que es necesaria la
demostración matemática, el experimento en el laboratorio bajo condiciones
controladas, la observación del fenómeno y la medición de las variables
involucradas, que por cierto fueron las que dieron origen al método científico
y eso se evidencia en la revisión de los programas de Metodología de la
Investigación. Rodríguez (2010) expresa:
Al tiempo que se habla de
construcción y de libertad de pensamiento, no es posible que en nuestras
universidades los trabajos de investigación tengan que por obligación –y no que
por convicción ontoepistemológica– que responder a las posturas positivista y
conductivista que emanan de manuales que tienen a su favor el de dar una cierta
coherencia al estilo de presentación (estructura, citas, redacción) pero que
nos sesgan de la pluralidad epistemológica y metodológica, lo que reduce y
aborda la creatividad humana.
Es
decir que el positivismo y su método siguen vigentes en las exigencias de un
manual de estilo que en cierta forma limita la creatividad y la espontaneidad
en la expresión. Auguste Comte fué quién acuño el término “Física Social” como
una aplicación de las ciencias naturales a las ciencias sociales que evolucionó
hacia lo que hoy conocemos como Sociología que luego por la evolución del
capitalismo y la influencia marxista se fue tornando mas cualitativo y menos cuantitativo,
por lo que esconder el intento de ocultar éste último sería negar sus orígenes
lo cual en Ciencia resulta inaceptable.
Cada
paradigma, cada método tiene un uso determinado según el objeto de estudio a
considerar, utilizar el mismo para abordar todo deviene en uniformar el
discurso de la ciencia convirtiéndola en un monólogo en medio del desierto. El
discurso de la Ciencia debe estar
abierto a todas las consideraciones que resulten pertinentes para el
crecimiento de la misma, no hacerlo sería condenarla al mismo estado por los
siglos de los siglos pues se nutre del intercambio de ideas, de la discusión
civilizada. Foucault (1973) expresa:
En una
sociedad, los conocimientos, las ideas filosóficas, las opiniones cotidianas
así como las instituciones, las prácticas comerciales y policíacas, las
costumbres, todo se refiere a un saber implícito propio de esta sociedad. Este saber
es profundamente distinto de los conocimientos que se pueden encontrar en los
libros científicos, los temas filosóficos, las justificaciones religiosas, pero
es el que hace posible, en un momento dado, la aparición de una teoría, de una
opinión, de una práctica.
Es decir que existen dos planos del saber. La
tradición de la historia de las ideas busca establecer una cronología, plantear
una evolución y definir el status actual de las mismas, mientras el autor
francés pretende llegar a lo que llama “Las funciones enunciativas” implícitas
en el discurso y relacionadas con las estructuras del poder imperante.
Este método fue llamado por el “Arqueología del saber”
haciendo una extrapolación entre la labor del arqueólogo que excava las
distintas capas con que la tierra ha ido cubriendo el suelo para encontrar
objetos que resultan de interés para la investigación de campo que desarrolla
con ir descubriendo ideas relacionadas entre sí como halando el hilo de una
tela hasta desarmarla por completo, cada capa es un estrato que es definido
como: “Capas sedimentarias; hechas de cosas y de palabras, de ver y de hablar,
de visible y de decible, de superficies de visibilidad y de campos de
legibilidad, de contenidos y de expresiones” y en relación con las ciencias
etiquetadas con el rótulo positivista o cuantitativo declara:
….. si se
plantea a una ciencia como la física teórica o la química orgánica el problema
de sus relaciones con las estructuras políticas y económicas de la sociedad, ¿No
se plantea un problema demasiado complicado? ¿No se coloca demasiado alto el
tope de la explicación posible
De
ésta manera establece que se les pondrían una responsabilidad que excede a sus
alcances y que explica el intento vano hecho por algunos Estados en
ideologizarlas, para establecer una oposición a lo alcanzado durante del
desarrollo teórico-práctico previo de las mismas en un intento crear
discontinuidades o rupturas.
Sin embargo, existen conceptos que aplicados a las ciencias
sociales, en particular a la economía ayudan a explicar las relaciones entre
los entes involucrados en un proceso y a las organizaciones un modelo que
estructura una institución determinada con el fin de alcanzar un objetivo
determinado. Me refiero al concepto emanado de la biología y de uso extendido
en la medicina como el de la fisiología. En economía existió una corriente
denominada fisiocracia que enfocaba la realidad como un sistema armónico que no
debía ser interrumpido de ninguna manera pues corría el riesgo de impedir el
crecimiento del organismo de donde nace el “laissez faire, laissez passe”
(Dejar hacer, dejar pasar) y el liberalismo económico que suele asociarse a
Adam Smith que expresaba que la economía era un sistema similar al de un ser
vivo que debía seguir su evolución natural con la menor intervención estatal y
que la actividad económica central era la tierra, debido a que de ella salen
todas las materias primas que eran procesadas por los industriales o por los
artesanos por lo tanto, el propietario debía recibir la mayor remuneración en
la distribución de los recursos entre los factores productivos.
Comentarios
Publicar un comentario