Forma y fondo.
El filósofo francés Michel
Foucault formuló una interesante teoría para describir las instituciones
presentes en una sociedad. Estableció una relación entre saber y poder en la
cual el segundo condicionaba el tenor de la difusión del primero. El poder
instituido en el Estado resulta (a decir del académico) una estrategia que
existe en la medida en que se manifiesta mediante normas, procedimientos y
organismos que hacen recaer sobre los sujetos su acción. En todo éste sistema
la educación resulta fundamental por ser el mecanismo para la difusión del
saber entronizado.
Los organismos auxiliares reproducen en su
dimensión todo el entramado representado por la estructura jurídica, poseen
jerarquías y modos de hacer que representan la tradición que ante los cambios
en el poder resultan modificados con mayor o menor intensidad, cambios de forma
y fondo. Los de forma están relacionados con la manera de hacer de las cosas
dentro de la estructura dada, los de fondo están representados por el cambio de
tal estructura y normas de las instituciones. En una institución educativa,
existe una jerarquía con directores, supervisores, docentes que siguen una
línea de mando que da operatividad al proceso de “normalización” de los sujetos
siguiendo un curriculum que expresa el contenido de lo que debe impartirse y
que responde a un paradigma determinado que es impuesto desde el poder. Dentro
de un marco legal establecido en la Constitución y partiendo de la base de la
existencia de un Estado Liberal con 3 poderes autónomos derivado de la voluntad
popular que la determina a través de unas elecciones suelen hacer cambios mas
de forma que de fondo. Se impone un estilo gerencial, se hacen modificaciones
menores con el propósito de administrar la coyuntura hasta que sobrevenga un
cambio de la orientación política de la sociedad que transfiera su confianza en
otra ideología o decida que la existente permanezca bajo un sistema de premios
y castigos.
El poder constituido, en su afán de
“normalización”, de obtener el sujeto con la formación que se requiere y que
sirva a sus interés utiliza a las instituciones educativas que pueden ser de
propiedad pública o privada quienes administran la producción de contenidos a
los ciudadanos en desarrollo, esto lo hace en un tiempo estipulado que está
relacionado con su ciclo vital, para ello hay períodos académicos: años,
semestres, trimestres. Los avances tecnológicos permiten que los sujetos se
concentren en un material determinado, que no tengan que andar buscando en
columnas de libros polvorientos la información necesaria lo cual acorta el
tiempo necesario para el alcance del objetivo, razón por la cual se puede
obtener el ansiado título en menos años. Esto es válido para los estudios de
nivel universitario, en las fases anteriores tan importantes como el contenido
es que el alumno alcance la madurez suficiente para emprender los estudios de
nivel profesional. En los estudios de postgrado conducentes a título
universitario particularmente Especialización o Maestría; se requiere de tiempo para madurar la idea de
presentar un trabajo especial de grado que demuestre que las competencias o los
objetivos fueron alcanzados, en los Doctorados se les da a los participantes un
tiempo mayor para presentar el producto final, sin embargo la cantidad de
tiempo colide con los objetivos crematísticos de los administradores del
proceso quienes en su afán de ver aumentado el flujo de caja recortan
abruptamente el proceso y buscan aumentar la cantidad de sujetos matriculados
todo con la colaboración de operadores que conscientes que ambos elementos atentan contra la calidad del mismo cooperan
con el objetivo.
Para que un emprendimiento sea exitoso se
necesario que se den 3 factores: Derechos de propiedad, Mercado y libre
contratación de factores, por su naturaleza los estudios de postgrado hasta en
las instituciones públicas son financiados con la matrícula que se le cobra a
los participantes y son autorizados por la autoridad competente en la materia,
existe una cantidad de profesionales con aspiraciones de elevar su rango
académico y para ello se busca el personal docente para que tal anhelo se
materialice, todo bajo criterios de rentabilidad que permitan el proceso se
reproduzca, que mas personas se integren y que los productos de sus
investigaciones se traduzcan en mas conocimientos, mas saberes; muchos
cooperantes se centran en la rentabilidad dedicándose a la forma y obviando el
fondo cuando en educación la forma es el fondo. La reducción forzada de los períodos académicos para obtener mas pagos en menos tiempo, los contenidos proporcionados de manera apresurada, a plena conciencia de los facilitadores, el aumento incesante de participantes sin importar la capacidad de los tutores para asesorarlos debidamente equivale a aumentar forzosamente la
producción y disminuir los costos unitarios diluyéndolos entre una lista larga de alumnos lo cual trae como consecuencia una
disminución de la calidad de un producto que no cumple con la promesa básica que se le hizo a un sujeto con aspiraciones de alcanzar la fase mas elevada de su proceso de normalización. No cumplir con la promesa institucional constituye sin duda alguna una estafa académica que es necesario denunciar y
combatir.
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