Del valor y otros demonios

Existe una delgada línea entre lo que es el valor y el precio. Jamás pensé que a éstas alturas de la vida fuera necesario describirlo o hablar de ello, mientras las sociedades y la ciencia avanzan, mientras se refinan los métodos estadísticos para medir la efectividad de las políticas de Estado, mientras hay consenso acerca de la necesidad de darle nuevos enfoques a la medición del progreso basados en la satisfacción de necesidades ó en el nivel de felicidad y no en la renta per cápita o en la disposición de bienes de consumo como consecuencia de la evolución de las sociedades y no por la intención de modificar la interpretación de la realidad para exhibir logros en una gestión de gobierno que la gente no percibe.

Carlos Marx en la que muchos entienden por su obra magna (Si es posible llamar a su legado obra mas allá del trabajo implícito en ella) como lo es El Capital en la que trata de hacer una autopsia en vida del a su criterio vacilante y desahuciado capitalismo, dedicó su primer capítulo al valor dividiéndolo en 2 categorías: Valor de uso y valor de cambio. El primero se refiere a la capacidad de un bien para satisfacer necesidades, el segundo a la posibilidad de ser canjeado por otros productos estableciendo que tal intercambio debe basarse en la cantidad de trabajo incorporado en la producción de los bienes sujetos a intercambio, expresado en la cantidad de tiempo del mismo socialmente necesario que le permita al obrero adquirir los bienes necesarios para su subsistencia y que está incluido en su precio. La labor del trabajador genera un desgaste que es una transferencia de su humanidad a cada uno de los bienes que ayuda a producir y con el tiempo va perdiendo facultades, se hace mas lento e impreciso de movimientos hasta que es despedido. Su alma se diluyó en una gran cantidad de bienes que manufacturó a lo largo de toda su vida productiva que fueron cambiados por dinero al convertirse en mercancía de allí que el ser humano termina siendo convertido en dinero que solo sirve para seguir produciendo mas bienes para seguir produciendo mas dinero y con ello iniciar una nueva fase del proceso de rotación de capital , bajo éste punto de vista es difícil explicar la razón por la que una obra de arte tiene un precio que supera con creces al desgaste que experimenta el trabajador en su labor.

En el caso de la teoría financiera, el valor tiene gran importancia para medir el desempeño de un empresa en cuestión. Existen varias metodologías que permiten determinarla que van desde el Valor Económico Añadido mejor conocido como EVA que fue desarrollada por la oficina de Stern & Stewart hasta la suma de flujos de efectivos estimados en los próximos años, traídos a valor actual afectados por una tasa de descuento conocida como Valor Presente Neto. Usando una u otra el criterio es el mismo, hay consenso en la literatura especializada en la materia en que lo importante es el valor que vaya adquiriendo la empresa gracias a una combinación de expectativas de mercado favorables, entorno de comportamiento estable con reglas permanentes y decisiones correctas. Una empresa puede ser muy rentable medida por el nivel de utilidad neta pero valer muy poco, lo que se busca es que esos ingresos sean estables y crecientes y no que en cualquier momento dejen de percibirse porque el nivel de riesgo operativo, de mercado y financiero sea elevado. La compra de una empresa en marcha se hace bajo el criterio que los nuevos propietarios pueden bajar el costo del capital o cambiar el enfoque de mercado o tomar decisiones que hagan mas eficiente la operación todo esto separado o simultáneo incrementa el valor de la empresa, sin embargo existen casos en que la empresa es adquirida por el Estado y lejos de tomar decisiones que incrementen su valor económico medido por criterios de rentabilidad o su valor social medido por el aporte que le brinda al país la expansión del servicio, la inclusión de población que diversas razones no podía acceder a los servicios bancarios y la democratización del crédito por la reducción de las exigencias para su otorgamiento empieza a desvalorizarse aceleradamente por la disminución de los niveles de satisfacción de los clientes y el deterioro de los indicadores financieros que miden el desempeño de la gerencia al frente de la institución. Lo mismo ocurre con las personas, mientras mas se preparan mas se reduce la posibilidad de ser contratados por las empresas para prestar sus servicios, dicho de otra manera, mientras mas crece el acervo de conocimientos que adquiere alguien menos posibilidades tiene de acceder a un empleo y menos aún una remunerción acorde con su formación.

Lo cierto es que se vive un proceso de desvalorización tanto de empresas como del capital humano, mas grave resulta para las compras forzosas de empresas que luego van perdiendo valor porque se lesiona el patrimonio de la nación, en una sociedad con instituciones autónomas los responsables resultan sancionados hasta con penas corporales, para el capital humano existe el contrasentido que mientras mas aumenta a consecuencia de un proceso educativo es menos valorado y su formación se convierte en un obstáculo para acceder a empleos e ingresos que les permitan vivir dignamente, no son pocos los casos en que alguien obtenga su formación profesional en instituciones financiadas por el Estado y no consigue empleo donde pueda desarrollar su potencial en la resolución de problemas empresariales o trabajar en comunidades apoyando el proceso de toma de decisiones para el manejo de recursos en función de prioridades definidas libremente por estas o con el Estado dedicado al servicio público representando recursos ociosos en medio del drama social y humano que implica un profesional cuyas expectativas de vida no han sido cubiertas con la carga de resentimientos que esto genera. Una administración estatal seria y responsable toma decisiones que aumenten el valor de los activos que la sociedad posee para distribuir sus beneficios entre cada uno de los miembros para que alcancen la mayor felicidad posible en un medio donde haya igualdad de oportunidades para la mejoría de las condiciones materiales de vida acompañados de principios que guíen su conducta familiar y cívica y no como medio para arruinarla buscando su sumisión para neutralizar los futuros aspirantes a sustituirlo, envileciendo el esfuerzo individual donde se progrese mas por abyección que por capacidad.

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