¿Es el marxismo una opción?


Una de las tantas citas que suelen atribuírsele a personajes históricos es una de Winston Churchill que alude a la persona que siendo joven y no es socialista no tiene corazón pero seguir siéndolo a llegar a edad más avanzada es carecer de cerebro, para aquellos jóvenes de provincia criados en ambientes poco estimulantes para el estudio, ambientes agresivos donde prevalece la fortaleza física, el grito destemplado y el insulto entre los adolescentes. No en pocas ocasiones la damisela de gráciles movimientos y de rasgos hermosos era cautivada por el más fiel representante de la estirpe con las características ya expuestas, tal ambiente las hacía lanzarse en brazos de estos en búsqueda de protección y el desespero de salir de la égida de un hogar donde los padres suelen tener relaciones traumáticas de cadena de mando no decretada y un machismo apabullante que tritura la autoestima de cualquier persona que tenga la escasa fortuna de criarse en este medio. Es fácil para alguien, de origen humilde, con padres semi-analfabetas pero con sentido común y sabiduría de vida casi infinitas, en un hogar donde a pesar de las limitaciones se promociona la educación y el saber cómo medios para el ascenso social, el progreso, el logro. Muy lejos de las librerías con ejemplares disponibles de lo último, de los más granado del conocimiento mundial y de la literatura en todas sus expresiones, con ausencia de bibliotecas mas allá de las que había en casa llena de libros de texto de secundaria dejados de lado por unos hermanos que han ido cubriendo cada una de las etapas de la educación formal hasta completar la universidad. Una biblioteca casera llenas de títulos dejados por un estudiante de docencia en ciencias sociales, ¨El imperialismo fase superior del capitalismo de Vladimir Ilich Ulianov, ¨El 18 Brumario de Luis Bonaparte¨ y ¨La Miseria de la Filosofía¨ de Carlos Marx, ¨El origen de la familia, la propiedad privada y el estado¨, de Friedrich Engels, y uno que otro título representativo del aporte que los latinoamericanos tan propensos a la épica revolucionaria como consecuencia de un proceso violento y traumático de independencia habían aportado a la propuesta socialista, en fin todo un terreno fértil para que cualquier adolescente con algo de sensibilidad social, testigo de las abismales diferencias entre los que mas y los que menos incluso en un pequeño pueblo de ambiente rural de una isla en el medio del Mar Caribe. La lectura de tales ejemplares significaba todo un reto, eran textos abstrusos, complicados de digerir y que requerían de una densa cultura previa que si bien era difícil de adquirir para alguien de tan corta edad no era imposible si se tenía a la mano un diccionario enciclopédico Salvat al cual recurrir, así se fueron aclarando conceptos como el de Modo de Producción, Plusvalía, Burguesía, Proletariado, Ejército Industrial de Reserva además de otros que forman parte de la construcción de la Economía Política del Socialismo.
Sin mucha gente alrededor con quien hablar del tema, salvo uno que otro profesor de educación media de Historia de Venezuela o de Geografía Económica de Venezuela dispuesto a debatir sobre esos temas bien sea por inclinaciones religiosas o por ser esposa de intelecto inquieto de algún caballero con aspiraciones políticas solo se podía ser un espécimen atípico de un ambiente como ese, donde muchos admiraban la jerga incomprensible que solía utilizar y la osadía de discutir con un profesor a quién se le presume como poseedor de una vasta cultura otros lo consideraban como un farsante lector de solapas de libros que aprovechaba del estado de ignorancia generalizado para lucirse. En reino de ciegos, el tuerto es rey. Por causas y azares del destino, mas por el apremio de salir de un ambiente intelectualmente poco estimulante, proclive a las demostraciones de derroche de testosterona, absolutamente convencido de la necesidad de huir de ahí debido a que los que se quedaban terminaban como borrachos de esquina, jornaleros a medio tiempo, jugadores empedernidos sin futuro alguno y desde pequeños nos hacían entender a porrazo limpio que el futuro era importante y se llegaba a él con educación y modales. Ese convencimiento se solidificaba en las conversaciones nocturnas con el hermano con quién compartía cuarto y con quién nos contábamos el transcurrir de cada día hasta que llegó el momento de nuestros sueños: Largarnos a otro sitio, para no regresar sino de vacaciones o hasta tener las posibilidades de viajar a sitios más interesantes, volver solo a visitar a los padres que financiaban la aventura de irse para tierra firme y ver como aquel pueblo insistía con su vocación para el deterioro o el suicidio lento, ya en la capital, con cupo universitario donde se supone era más difícil, empezaba a tener contacto con el marxismo en vivo y directo, con los militaban en movimientos de la extrema izquierda, los que soñaban con traer al trópico al paraíso socialista de Europa Oriental, los que hablaban de la lejana Albania y realmente pocos intentos de crear un socialismo tropical propio, diferente al cubano remedo del modelo stalinista y del modelo de planificación centralizada, pero yo lo iba a construir. Mi lucha era solo de ideas, no podía andar por ahí desgastándome en tirar piedras en un libreto continuado de crear un embotellamiento apocalíptico de tráfico, llegar hasta la Plaza de las Tres Gracias hasta que apareciera la Policía Metropolitana y a fuerza de perdigones y bombas lacrimógenas retomara nuevamente la plaza mientras el tráfico seguía cerrando y la vida de los transeúntes postergada o paralizada, en medio de todo esto nos tropezábamos con una palabrita que en silvestres y torpes lecturas de literatura marxista era recurrente, palabrita de la que tenía idea de su significado pero por alguna razón no la buscaba en el diccionario enciclopédico Salvat, generaba un profundo temor: Valor, pero no en su acepción relacionada con el arrojo que alguien pueda exhibir en situaciones de riesgo, sino del valor económico, piedra fundacional de la teoría marxista, de hecho concepto que desmenuzaba Carlos Marx en el primer capítulo de su obra magna: El Capital. Realmente era una lectura harto difícil, de hecho prácticamente se le dedica todo un semestre a su estudio en un curso denominado ¨Introducción a la Epistemología¨, era frustrante tratar de entender y desentrañar tan complicado concepto solo accesible a mentes superiores.
Eran pocas y sencillas las condiciones que debían darse para que el Modo de Producción capitalista floreciera. En primer lugar, por una suerte de mecanicismo histórico se extinga el modo de producción anterior como lo era según Marx el feudal, luego que haya posibilidad de contratar mano de obra y que el que la contrate tenga medios de producción para ser usados por ésta además del capital de trabajo para la compra de materia primas susceptibles de ser transformadas en bienes que puedan satisfacer necesidades y por lo tanto vendidas en un mercado, el bien se convierte en mercancía y tiene un valor, este valor venía dado por la cantidad de músculo, alma, corazón, sangre sudor, lágrimas y vida puesto en la manufactura de ese bien, ese desgaste es equivalente a una cantidad de dinero que representa la cantidad de trabajo socialmente necesario para que el proletariado pueda adquirir los bienes que le sirvan para continuar con vida y regresar al trabajo día tras día, pero produce esa cantidad de dinero con solo una parte de la cantidad de horas que representa su jornada de trabajo la cantidad de horas más allá de las necesarias para conseguir el dinero que garantice su supervivencia no le son canceladas, por lo tanto son apropiadas y vendidas en el mercado y el dinero derivado de su comercialización se convierte en la plusvalía. El robo perfecto y continuado. Por ello se hace necesario acabar con la propiedad privada de los medios de producción, con ello acabar con la plusvalía que es la que alimenta el ciclo de explotación, pero el sistema se estaba agotando, las contradicciones eran cada vez mayores, la lucha de clases cada vez más enconada y el proletariado estaba consciente de su poder. Mr. Marx vivió en el esplendor de la Inglaterra victoriana y había visto las calles de Londres iluminadas de manera artificial, ya el ferrocarril se extendía y atravesaba la geografía inglesa en sus 4 puntos cardinales lo que a Marx le parecía increíble, desde hacía años existían la máquina de vapor de movimiento contínuo y por medios mecánicos. Nuestro ilustre personaje había anticipado que éste desarrollo de la ciencia era la señal de la agudización de las contradicciones y que más pronto que tarde la revolución sería una realidad. Esta agudización significaba el ocaso del capitalismo como medio de producción y el paso a una fase superior el socialismo como un breve tránsito hacia la superior y definitiva forma de organización social: El Comunismo, todo esto lucía muy esperanzador para la humanidad salvo que a medida que transcurrían los cursos y la vida se ganaba en cerebro y se perdía en corazón (ó éste se mantenía constante para no parecer fatalista) y por uno de esos azares que plena la vida, en un baratillo de libros de esos que nunca faltan en el pasillo de la UUUCV alguien se encuentra con un libro firmado por un admirado y polémico profesor de la escuela donde se pretendía hacer una disección de la sociedad para transformarla y como cosa extraña era tan barato que hasta con el contenido de una cartera tan extenuada como la de su propietario se podía comprar, para luego llegar a la casa a devorarlo con avidez y concluir que en unos pocos párrafos del libro unas verdades incontrovertibles para el inocente lector, como por ejemplo: Según Marx el valor es una categoría histórica que se creó con el capitalismo, sin embargo tiene valor aquel animal silvestre cazado por algún furtivo ser humano habitante de la selva con la finalidad de saciar su eventual apetito en un modo de producción primitivo aún sin darse las condiciones para la explotación lo cual contradice lo afirmado por el gurú del socialismo razón por la cual todo el andamiaje de El Capital se desmorona, además están las otras paradojas planteadas acerca del valor de una obra de arte que alguien aún utilizando en su calco exacto sin poder distinguirla de la original de colocarse una al lado de la otra con única diferencia de la firma el mismo tiempo que el autor del original, lo cual implica un desgaste físico similar y por lo tanto el mismo valor siguiendo el razonamiento marxista, hizo mucho por la causa de elevar mi autoestima al escribir en la obra en cuestión que si no entendía no era porque estaba poco dotado intelectualmente sino porque realmente la expresión escrita de tales ideas era complicada y por ello tanta polémica interpretativa . Marx predijo que el primer lugar donde triunfaría una revolución socialista sería en Inglaterra por la causa ya mencionada sin embargo tal hecho ocurrió en Rusia para la época tal vez el país más feudal y atrasado de Europa, llegó a sentenciar como un hecho en la frase final de su obra ¨El 18 Brumario de Luis Bonaparte¨ publicada en 1852: ¨Pero si por último el manto imperial cae sobre los hombros de Luis Bonaparte, la estatua de bronce de Napoleón se vendrá a tierra desde lo alto de la columna de Vendome¨ pues Luis Carlos Napoleón Bonaparte mejor conocido por la historia como Napoleón III permaneció hasta 1870 como Emperador de Francia y la estatua de Napoleón sigue en lo alto de la columna, tal vez no la original pero sigue allí, llegó a pensar que era imposible ver más avances tecnológicos de lo que ya había visto y sintió un desprecio profundo por Simón Bolívar a quién llegó a catalogar de ¨vil dictador¨ (esto es tema para la polémica), pues en su eurocentrismo desmesurado creyó que según el estado de las cosas para la época éstas tierras por naturaleza tenían que ser dominadas y civilizadas por sociedades más avanzadas culturalmente (según su parecer). En nombre del marxismo muchos jóvenes de los 5 continentes han abandonado su hogar para internarse en el monte en posesión de un fusil u otro tipo de arma en la búsqueda de justicia social, se han entronizado dictaduras bestiales con el objetivo de moldear un hombre nuevo ajeno a la avaricia y a la ambición y que responda solo al reconocimiento social, por su entrega al servicio del colectivo más allá del cumplimiento del deber, así como ha servido de excusa para justificar que un sátrapa de vocación se quede en el poder hasta el fin de los días, se acabó con la vida de millones de rusos, camboyanos, coreanos, chinos, vietnamitas, salvadoreños, guatemaltecos, argentinos, uruguayos, angoleños, surafricanos, españoles luchado por ó contra, el hombre nuevo que imaginó Ernesto Guevara está en éste preciso instante haciendo una balsa o rumba a Florida en busca del infierno capitalista. Puede pensarse de buena fé que el Sr. Marx hombre de vasta cultura no era partidario que nada de esto ocurriera en nombre de las ideas por el esbozadas en su ejercicio intelectual, lo lamentable es que el fin último del comunismo que debía ser la supresión del Estado pues éste no era más que un instrumento de dominación de una clase por otra al estar al servicio de la élite dominante para apaciguar las aspiraciones legítimas del proletariado a vivir mejor, garantizando la propiedad privada y con la posesión de las armas de la institucionalidad para monopolizar la violencia en nombre de la ley y utilizarla si fuera necesario contra los eventuales alzados, por el contrario en nombre del socialismo se han edificado estados paquidérmicos, ineficientes, que han servido para crear estructuras de poder corruptas, que despilfarran los escasos recursos en obras faraónicas e inútiles, con una gran influencia internacional pues o se salen con la suya en su afán de neutralizar la presión de los foros internacionales y permanecer, pasando agachados ante los cuestionamientos que la comunidad internacional hace en relación a los derechos humanos y las libertades públicas, por el contrario sojuzgan, someten y destruyen la creatividad de una sociedad amarrada que no prospera, no mejora sus condiciones de vida y vive martirizada día tras día con sus esperanzas destruidas. Hasta ahora no hemos visto ningún país que bajo la sombra de la hoz, el martillo, la estrella roja o cualquier otro ícono escogido para representar al socialismo haya accedido a mayores niveles de desarrollo humano. Más allá de las razones producto de las aspiraciones reivindicativas forjadas al amparo de una vida que se ha sobrepuesto al resentimiento y los complejos por la formación y madurez para asumirse sin caer en el abismo de justificar, apoyar la barbarie y vivir de ella, luego de todo lo que hemos visto: ¿Ha valido la pena tanto esfuerzo, tanto sufrimiento y tanto muerto?, ¿Porqué hay gente dispuesta a consagrar su vida a decirle a los demás como vivir y se vale de todos los medios posibles para joder (sic) a sus semejantes?. Herr Marx quería que el hombre dedicara el tiempo disponible luego de trabajar lo necesario para conseguir los medios que aseguren la subsistencia a crear, pintar y escribir a labores más elevadas no a espiar, perseguir y exterminar a los que piensen distinto

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