Objetivo: Ninguno


Realmente escribir aquí no tiene objetivo alguno. No pretendo salvar al mundo, ni dar consejos sobre la vida, no quiero salvar a las ballenas, ni empezar una revolución, no quiero concientizar ni convencer a nadie de nada, no me importa si me leen, de hecho no pienso dar difusión ni invitar a nadie a que lo lea y me de su opinión. Pensándolo bien tal vez si invite a alguien: A mi hijo. Tal vez algún lector desprevenido tropiece su vista con una pantalla como ésta y se haga el firme propósito de leer algo que no valga la pena, tal vez haciendo un ejercicio de tolerancia o de compasión con el prójimo. Lo cierto es: Escribir aquí no tiene ningún objetivo, no quiero trascender, ni dejar una huella en nadie.No me creo tan importante.
Lo que si me resulta curioso es que alguien meta mi nombre en la caja del google y aparezcan ante si estas líneas, lo difícil es conseguir a alguien que se interese por ti tanto que haga tal cosa, o sea tan desocupado y carente de vida propia que se le ocurra hacer eso, solo con la intención de saber cuán importante me he hecho o para reirse del carácter absolutamente anónimo de una vida como la mia.
Confieso que siento cierto morbo o complacencia en el hecho de ser tan privadamente público que estar en la red de redes, a la que cualquiera puede acceder, de uso universal y cada mas vez con mayor cantidad de adeptos y que alguien se fije en esta pagina y lea algo no solo que lea algo sino que ademas se haga el propósito de volver a ver que otra bolsería se ha escrito, así como la concha de un caracol entre un millón de conchas a la orilla de la playa y que esta concha pase tiempo y que a nadie le llame la atención independientemente de lo transitado o concurrido que pudiera ser el sitio en cuestión. Que a ningun chico, ni a un surfista, ni alguna furtiva pareja de amantes en busca de un sitio donde dar rienda suelta a su desenfreno, ni donde la fémina vaya como becerro al matadero presionada por la exigencia de una prueba de amor se antoje de tal concha y trate de asirse a ella como a una tabla de salvación, que ningun pescador de pasos cansados, que ninguna muchacha de orilla de playa con pies agrietados y piel reseca, que sobre tal concha no descanse algun pez olvidado por la marea. Que la existencia de la concha este diluida en ese mar u oceano de conchas iguales. Eso es lo que me atrae de una experiencia como esta, aparte de experimentar con el lenguaje y las emociones propias, vivir en una especie de limbo en el que se esta accesible a todos pero no visto por nadie. Por lo menos no de manera intencional

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